jueves, 6 de febrero de 2014

La afición que elige el destino de su equipo


Algunas aficiones ganan partidos, pero de todas ellas depende el destino de su equipo. Para mal. o para bien, como es este caso. En verano, los gestores del Mérida decidieron configurar una plantilla para optar al ascenso. El presupuesto para ello estaba cerrado, hubiera uno o veinte mil socios. Sólo aspiraban llegar a mil abonados para sentir cierto respaldo, cierta aceptación en su pretensión de recuperar un ápice de la ilusión por el fútbol en la ciudad. Pero las expectativas se han quintuplicado. Nadie en Mérida, ni presidente, ni directiva, ni entrenador, ni jugadores, ni aficionados, ni aférrimos, se imaginaban hace unos meses ni la mitad del fenómeno social al que ha dado pie el equipo.

Y esta respuesta de la masa social ha cambiado algunos matices en el camino marcado por el club. Por ejemplo, ya no se quiere optar a subir, se quiere ser campeón. Ya subir no es un deseo, es una obligación. Ya no se quiere devolver a la ciudad a Segunda B, se quiere configurar un equipo que pueda estar en la zona alta de esa categoría. «Si la respuesta de la ciudad continúa siendo la misma.», condicionan en los despachos del Romano.

De 402 abonados de hace un año se ha pasado a 1.792. De 550 espectadores de media hace un año se ha pasado a 4.000. Del desierto a El Dorado. Y en el trayecto, un desplazamiento de 600 aficionados a Don Benito y cuatro 'entradones' en el Romano. El último, el pasado domingo ante el Díter Zafra. Se rozaron los 6.000 espectadores, nuevamente más que todos los campos de Tercera, más que todos los campos de Segunda B (a excepción de El Sardinero en Santander), más que en cinco estadios de Segunda A y más que en dos estadios de Primera. Primero fue frente al Villanovense, luego ante el Extremadura, más tarde con el Coria y, por último, frente al Díter. Hablamos de Liga regular de Tercera, mitad de temporada. «Lo dicho: una animalada», repiten desde el club.

Miguel Ángel Redondo, actual director general del club, ha vivido el club desde la travesía por el desierto. «Ahora lo estoy disfrutando muchísimo. En estos cuatro últimos años hemos sabido perder, hemos sabido esperar. Ahora toca otra cosa», explica Redondo. «Cuando no venía nadie, lo más duro era encontrar la fórmula para poder enganchar a la ciudad. Llevábamos muchos años viendo a la misma gente en el Romano. Pero si haces un proyecto ilusionante, la ciudad se interesa; y si encima le das facilidades con precios asequibles, la gente se engancha», descifra.

Familias enteras que no pisaban el estadio desde la desaparición del Mérida CP que han desempolvado sus bufandas y camisetas de la época y han vuelto, casi trece años después, a sus butacas de siempre. «La clave, por encima del ambicioso proyecto deportivo, es que nos hemos convertido en un club serio y hemos sabido administrar muy bien los tiempos. El boca a boca ha funcionado perfecto en la ciudad. El futuro está en ir de frente y no engañar al abonado. Ser un club transparente y decir las cosas claras. De esta manera, la afición seguirá apoyando. Aunque también dependerá de cómo vaya el equipo, claro», reflexiona Redondo, que completa su quinta temporada consecutiva en las entrañas del club. «Todo lo que el Mérida genere se va a reinvertir en el propio Mérida», no se cansa de repetir el presidente, Daniel Martín.

La plantilla, cuerpo técnico y empleados del club incluidos, supone un gasto mensual de, aproximadamente, 18.000 euros. Por diez meses de competición, 180.000 euros de presupuesto anual. Árbitros, desplazamientos y otros menesteres van aparte. Si el club ha ingresado por abonados 78.000 euros; casi 12.000 por taquilla en las cuatro grandes entradas (Villanovense, Extremadura, Coria y Díter); y otros 10.000 en los otros nueve partidos restantes, ha obtenido 100.000 euros en total. Y todavía queda una segunda vuelta, con siete partidos más y visitas como las del Badajoz CF o el Jerez. Más de la mitad de la plantilla lo ha pagado la propia afición. Más bar, publicidad, venta de merchandising.

De ahí que el club, aliviado en la caja, se haya decidido a regalar en este mercado de invierno los fichajes de Toni, Pedro Oliva y Alfonso de la Cruz. Sin ese respaldo, los refuerzos no hubiesen existido. Sin ese respaldo, la ambición no hubiera engordado tanto como lo ha hecho en los últimos meses. Sin ese respaldo, lo destinado a durar muchos años se habría quedado en unas cuantas temporadas. De ahí que algunas aficiones ganen partidos, sí, pero que todas ellas puedan influir y decidir el futuro de su club.

No hay comentarios:

Publicar un comentario